Este año que termina ha sido elástico, se estiró lo suficiente para que me dejara el aprendizaje más grande de toda mi vida.
Viví en el "camino de Emaus" toda mi vida, y Jesús me espero pacientemente que lo reconociera y fue en el 2012, donde lo vi "cara a cara". Si... Después de tantos años, El me hablaba, de diferentes maneras. Este año El me llamo a un campamento (me encanta la aventura) y me transformo en misionera. El llevo a un sacerdote que, con su testimonio, me hizo "tragar" todo lo malo que había dicho yo sobre los sacerdotes, sobre todo de su congregación. El sacerdote me presento a Jesús, quien me hizo comprender que realmente esta en la Eucaristía, no era sólo una leyenda y no sólo eso, sino que me llamo a seguirlo como lo había hecho en muchas ocasiones de mi vida, pero que nunca escuche y menos reconocí.
En este año también conocí el sacerdote que hace más de 6 años me proporciono la Unción de los Enfermos, en mi lecho de muerte, que por cierto es de la misma congregación que el Padre que me presento con Jesús. En esa ocasión Jesús, después de la Unción, me tomo de la mano y me alivio, pero ni así lo reconocí.
Este año me tope cara a cara con el sufrimiento, curando a mi abuelita de 99 años de las llagas más horribles y dolorosas que los médicos que la atendían habían visto, sin embargo aprendí que de la mano de Dios, cualquier dolor se vence, y de hecho se disfruta de la vida, como ella misma me lo refería, quien tomo la mano de Jesús para ir con El, en octubre.
Me di cuenta también, que los medios de comunicación, como el Twitter sirven para Evangelizar y no sólo para algo banal, como yo siempre la utilicé.
Aprendí que la verdadera felicidad viene de Dios, no de la tierra, pues como ella, también es perecedera, pero la felicidad infundada en Dios, es profunda, infinita, da una paz que nunca había sentido y que esta más cerca de lo que imaginamos, como con los discípulos de Emaus.
Pudiera escribir un libro de todo este año 2012, pero sólo puedo agradecerle a Dios y a la Virgen por haberme permitido vivirlo y después de tantos años, reconocerlo. También un agradecimiento especial TODAS y cada una de las personas que me ayudaron a escuchar Su llamado.
Que maravillosa es la paciencia y misericordia de Cristo Nuestro Señor!!!
PD Una disculpa por las faltas de ortografía que mi teléfono carece de acentos.